martes, 4 de diciembre de 2012

SOBRE “POEMAS DE LOS HIMALAYAS” DE YUYUTSU RD SHARMA




Por Ana Isabel Alvea Sánchez

Poemas de los Himalayas constituye el decimotercer poemario de la colección Cosmopoética de Poesía Internacional. Edición bilingüe, en inglés y español, traducido y prologado por Verónica Aranda. Es de agradecer la labor de difusión que emprende Cosmopoética al barrer las fronteras de la lengua y acercarnos la poesía latente en cualquier lugar del mundo.

Su autor, Yuyutsu RD Sharma, es un excelente poeta nepalí, como puede comprobar quien se acerque a este libro. En su escritura encontramos diversos registros, pero en todo caso resaltan en su poesía las imágenes y su visualidad. Imágenes que reflejan una naturaleza exuberante y de enaltecida belleza. A veces estético y delicado en su paisaje, como en el poema “Arcoiris” o “Sagarmatha”, nos recuerda la armonía y la exaltación de la naturaleza de la poesía oriental. Las más de las veces, nos muestra una realidad penosa y mísera, pero los paisajes de Nepal siempre relucen como un sol de fondo. Nos ofrece imágenes del mundo animal y natural que nos resultan insólitas y sorprendentes, como podemos comprobar en estos versos pertenecientes al poema  “Enemigos de la poesía”, en el que identifica la naturaleza con la poesía, mientras que la tecnología y el progreso, propio de nuestra globalizada época, suponen un peligro destructivo, los enemigos de la poesía:

“La mano anárquica de un mono
deshace el nido

de un  pájaro tejedor
que cuelga como un sueño bordado

del verde
corazón del bambú.

El ojo crítico de una rana
juega con los colores

del arcoíris de una poesía
sobre la mesa fría del Sistema…”

Imágenes que poseen enorme fuerza expresiva, con las que describe, testimonia o denuncia,  como una descarga eléctrica o un relámpago que cae sobre el lector, imágenes atroces a veces en su desnudez.

Algunos poemas nos describen escenas o paisajes, como una cámara de vídeo, el ojo de un testigo que muestra un cuadro de vida cotidiana que trasciende al fondo de sus costumbres y profundiza en los males que le aqueja, a veces de un modo más simbólico, como en el poema “Destino” o “Un paseo matinal”; a veces de un modo coloquial y narrativo, como en “Madre sueña”; otras de un modo más desnudo, literal y transparente, así en “Fracasos”, “Mujer Sherpa”, o bien el que mostramos, “La cruz de Cristo”:

“Dos sacos
de arroz

cruzados
sobre la espalda frágil

de una abuela
que asciende

como un gran escarabajo herido
por la vertiente febril

de la subida más empinada
de los Anapurnas.”  

 Los personajes de sus poemas son, por lo general, los más desvalidos, la gente humilde y pobre; entre ellos la figura de la mujer ocupa un papel importante, bien mostrando su pobreza y precariedad, en el poema “Fracasos” nos dibuja la figura de una madre pelando mazorcas y sin nada que dar de comer a su bebé; bien mostrando las duras condiciones de vida de estas mujeres, más difíciles aún cuando se trata de una anciana, como nos retrata en el poema anterior, “La Cruz de Cristo”, y que se reitera en el poema  “Madre sueña”, donde una madre anciana que no puede ya con su carga de trabajo, sin fuerzas para ir por agua a los pozos lejanos, le pide a su hijo que se case con una joven para que ésta le ayude. Escenas duras, cotidianas, pequeños trazos con los que alcanza a expresar la vida de la gente humilde y su lucha por la supervivencia. Por supuesto, también aparece la mujer amada y deseada en dos poemas cargados de sensualidad y erotismo, “En Europa” y “Cascadas naranjas”, en este último la fuerza del agua de la cascada, su sonido, se funde con la pasión de los amantes.


Tiene la poesía de Yuyutsu Rd Sharma una estructura característica, como podemos comprobar en el poema anterior “La cruz de Cristo”, y  salvando algunos poemas de versos continuados,  predominan los poemas largos, estructurados en versos pareados, que acentúan el ritmo, apoyado  a veces en repeticiones, y que conforman una serie de enumeraciones de imágenes o descripciones con los que suma e intensifica el significado del poema y su denuncia, como en el poema “La democracia”, su poema en homenaje al poeta Gopal Prasad Rimal,  “Mulas” , “Enemigos de la poesía” o  “Cielos cantores de mi India”. No obstante, no faltan poemas en los que se da la brevedad y condensación, retratando con breves pinceladas una escena o paisaje de hondo calado significativo.

Es su poesía una cámara que trata sobre la pobreza, el hambre, las difíciles condiciones de vida de su gente, las injusticias, el sufrimiento, la supervivencia, la crisis religiosa, el fracaso revolucionario, la falsa democracia. Es su poesía una ventana abierta a su tierra, con ella nos podemos imaginar la belleza de sus paisajes, las vacas andando por calles oscuras y malolientes, los templos, las chabolas, los graneros de madera, las filas de mulas ensangrentadas subiendo las montañas de la ruta de la sal, su gente humilde; otras veces, su poesía muestra una mirada original sobre nuestro mundo, fruto de su vivencia en Europa, supone entonces un mestizaje entre la cultura occidental y la hindú, así en “Muñecas de escaparate”, poema resaltado también por Verónica Aranda en su prólogo.  La última parte del libro resulta más alegre, íntima, sensual y vital; pero, sin duda, su tema principal es su país, denunciar los problemas de su tierra, reflejarla, como podemos comprobar en “Los cielos cantores de mi India”:

“Solo en la hora  de vigilia
de la noche

conteniendo la respiración
para protegerme

del hedor punzante
que llega a ráfagas de los slums vecinos

para filtrarse y chupar
la sangre de mis pulmones exhaustos.

La tetería al aire libre
en la esquina del burdel

mide sumisamente
la profundidad de la oración

atronando desde las dignas cúpulas
de la decadencia.

Solo en medio de la noche
después de la lucha turbulenta de una década

para asentarnos en los espacios cívicos
de la democracia y sus sangrantes fauces,

una soledad sin  mujer,
un retiro al polvo de las calles,

un despertar de la juventud
en las venas abrasantes de la poesía

una canción de slums
bajo un cielo de luciérnagas y estrellas fugaces.

Girando alrededor
de una caldera enorme de leche

con capas espesas de nata
donde nadan anacardos vulgarmente,

un viejo vagabundo
hace añicos su porte, un Buda meditativo,

y concibe
la visión de un apocalipsis.

Una vaca que deambula
viene a recoger y engullir el condenado

borrador de un poema plañidero
que nunca puedo acabar.

Una sirena de un tren nocturno
que por fin parte para desaparecer por las llanuras de la India.

Tras la muerte de una década
tras la caída de los templos de la fe,

tras el silencio temporal
de las ametralladoras malignas,

tras el surgimiento de los asesinos civilizados
y una nueva anarquía de tullidos dólares

para contaminar los verdes pastos del Yamuna
con las heces de sus barrigas salvajes,

después del vuelo letal de extraños halcones
para arrancar embriones de inocentes vacas indias

planearé
escribiré un poema

sobre los vientos errantes
de los cielos cantores de mi India.”



*Slum: Barrio de chabolas habitado por la gente más empobrecida de las ciudades.

Esta reseña fue publicada originalmente en diciembre de 2010 en la revista Poesía & Gráfica

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