lunes, 8 de julio de 2013

"Cativa en su lughar", de Luz Pichel





Luz Pichel
Cativa en su lughar
Editorial Colección diminutos salvamentos, 2012



lengualtad al idioma [de lengua y lealtad alta]

Cativa es idioma y es arraigo. Es castrapa tierra en mano. Es lengua invisible en diccionarios paginados. Pero esta invisibilidad es solo formal, pues en lo hondo de lo más hondo del fondo, más de allá del fondo y de un mar de contenidos, Cativa es toda carne. Desnuda carne. Desnudada de desnudo, no de nudo. Carne viva en Cativa viva. Cautiva carne cativa. Es la luz más viva que saca Luz Pichel de su entraña más gallega. Su estrategia es la contracción de lenguas. La autóctona condensación. Pero Cativa es carne caprichosa. Capricho desnudado -no de nudo de desnudo-, pues teniendo como destino esa reducción mineral de carne, a veces desde las manos iluminarias que la crearon, se multiplica en lenguas. Se multilengua. Es el sueño deslenguado del eremita. El multisueño nacido de la orina de una Oniria. En ella no hay ni traducción ni traición, como bien reza la nota Pichel. De hecho, me da por pensar que no subyacería la música que escucho en las impares páginas y en las pared de las pares de este bello y a veces rudo lughar. Cativa rezuma música que es cadena y en-cadena. De hecho, todos sus letreros son canciones.

Cativa es música -e insisto en música porque ella insiste en música página sí página sí-, y en su enjuto cuerpo-lengua he visto los bosques de siempre dentro de ciervos y mil nombres dentro de cosas.

[Un animal, un gato, un gatho,
dos córneas, dos cortes verticales frente a lo hondo...]


Una casa pechada- En-terrada. Em-pantanada. Em-paredada. En-luminada. Ella es a mis dos ojos, dos lenguas, dos idiomas, dos ciudades, dos naciones desnacidas, dos cativas en un solo lughar. La lengua bífida de cativa mujer y cativa niña. Divididas lenguas.

[Va a ver que matarlo
Va a ver que matar a una]


Si rico es un idioma en una boca, multiplicadamente rico serán dos en esa misma boca. Luz juega como un niño juega con la luz, y con consciencia y con conciencia se sienta en el centro de un bosque alto ante mil dados que son cartas, que son palabras re-formadas, que son sopa y son letras [la que albor/la que albora/la que rompiente/la que albedría/la que fatal... mientras llega/saca los naipes], baraja caprichosa que nos cuenta su vida entera en bazas. Em-bazada. Em-brazada. Embarazada.

Atenta jugadora nos relata [una vocal de nada, una letra que cae y estás perdido] cómo se puede perder uno en la lúgubre traducción. Cativa es en sí misma el diccionario estrellado. Desarrolla definiciones poemáticamente acercando esos dos idiomas con endurecidas manos.

Pero volvamos a la música. Volvamos a la realidad...
[amanecer en nébulas/ neblina, nebulas, néboa. Tráfico]

mientras volvemos al juego de niños...
[letrero. Hacer un avión con él. Botar. Volar]

Luz es mujer. Es madre y es niña. Es traficante de letras. Pichea con ellas. Trapichea (de pichel-a) con ellas y nos abre mundos nuevos. Su ojo de buey es el ojo que todo ve y todo vela en su granja, escenario de su mundo.

En El nombre de las cosas nos toca la música propia de su lughar. Y es al sur de esa página par donde se pregunta, casi renegando, porqué en su aldea solo pusieron nombre a los trastos de apenar.

Cada poema se antoja como una canción infantil, tradición de niños crecidos como un río que des-crece en unas aldeas de arcilla. Música nunca muerta en su memorial ventana de artefactos, corral que será museo futuro de su propia etnografía. Y he aquí la décimo octava canción... [dentro de la cesta/ se acunan los amantes/ apretaditos]

Más música, por favor
[Fue fragmento, primero, eso; después, bocado inútil. Antes y después, anacoluto, anacoreta, human vs. anaconda].


Un ghrito. Cativa es pequeña. Poca leche bebió cuando fue cativa. Cativa buscando armas, quise decir, ramas. Cativa busca gallinas. Busca gallinas en rama. Canela fosilizada. Pues no hay póla en la fosa pues no hay pola en la fosa. Cativafosilizada. Cativasometida. Cativapresa en su propio idioma. Pero Cativa es tan pequeña que nadie entiende por qué su música tiene dientes. Porque Cativa es carnívora. Cativa es a dentelladas. Es mordisco que re-muerde la patata cruda. Cruda lengua deslenguada del lenguado. Cativapequeña que buscaba en la patata la fría y deforme belleza de la pata de la granja.

Cativa no tiene madre dentro de retratos de familia. Solo tiene arados con lo que morder la tierra toda. Huérfana escritora de letreros en un barco, con un erial inmenso en cubierta. Encubierta y cubierta Cativa. [¿Dónde marchó el barco?]

Solo Meigho la conoce. Solo Meigho sabe su apellido conoce su casa y sus animales. Monta sus caballos. Pero Cativa tiene miedo a Meigho. Miedo. Meigho. Miedo. Meigho. Su casa es el Alén. Es la al-dea-soñá cativa y rural. Su tierra bien pisada. Su lengua pisada y arada. Lugar endominiado. Alén es su dominio.

Canción cuasi-lorquiana al norte de la carretera 38.
[Frío en la fuentefrìa/ La niña lava y llora/ vese en el fondofondo]

Cativa no comprende el vacío. No asume el lughar que ocupa el vacío en el mismo vacío fuera del vacío. Cativa se pregunta: [cuando se acabe de tirar lo que no sirve ¿qué manda usted que se ponga en el lughar ocioso, padre?] Pero la madre que no estuvo dentro del retrato era madre, no era cosa ni coda y nunca pudo Cativa rellenar ese lughar. Le persistió el vacío. Cativacía cuida las cosas y personas que le desvanecen. Tiene una hermana en una carreta de trigo y aún un padre que llena su espalda-remolque con cosas. Con sencillas pero pesadas cosas. También hay rincones lleno de apesadumbradas sombras. La entrada al corral estuvo poblada de sombras que hacían saltar galopar maullar cuanto animal vivo vivía allí.

Siempremúsica
[No seas, no estés, no. Lechuza no, tus ojos no, no, no, no, no, los de velar, lejos de estos baldíos, coruja].

Rebuscar cativamente es ir al rebusco.

Música
[Luciérnaga/ vagalume/ luciérnaga/ vagalume/ luciérnaga/ vagalume vagalume vagalume y adiós].

El léxico de Cativa es Latexo. Conmoción. Ella dice golpe de leche. Su poema. Su acento. Del acento des-acentuado dijeron que era acento ruin. Una curva de más. Una caída. Pero tiene tanta música la curva...

Hay que tumbarse en estas extensiones de campos poblados de animales de granjas para escuchar la música que cae desde arriba. Tierra en los ojos de Cativa pero tierra al fin y al cabo. Tierra nuestra ahora. Tierra nuestra [el cuerpo es como un arado]

Ella nos abrió la puerta de su morada en la página par y echó la llave tras de sí en otro 100 que era par, no sin antes consentir a sus ajenos -nosotros los mortales- acariciar la inmortalidad de sus cosas.

Cativa es música en un campo abierto. Es corral de vivos. Es caterva. Cativa es casa, hogar de leche, música de aperos, erial de granjas animalarias con sus animalarias madres. Cativa es un multidiccionario de idiomas en su afán de diccionario único y uno. Es infancia de muñecas rotas. De madres que se des-madran de este mundo y se reinventan en cada verso como recordatorio eterno. Lenguas que hablan como esas antiguas madres. Cativa es inmensa a pesar de su tamaño. Acariciadora de lenguas es al fin madre de todo aquello que tiene madre. Cativa ha sido y es otromundo.

Cativa deja sin habla. y si le pusieran a Luz Pichel una herramienta en la mano sería una poliédrica herramienta de arar. De arar palabras. Un trillo. O una cosechadora para que siguiera cosechando siempre siempre así, tan ca[u]tivamente...



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