lunes, 16 de septiembre de 2013

Cuando la musa de la poesía es la música: "Tabula rasa", de Nuria Ruiz de Viñaspre y Ana Martín Puigpelat




Nuria Ruiz de Viñaspre y Ana Martín Puigpelat
Tabula rasa
La Garúa Libros, 2013


Unir poesía y música: ritmo, armonía, cadencia… términos asociados a ambas disciplinas, tantas coincidencias y sin embargo, ¿cómo ilustrar la música con palabras?

Tábula Rasa se presenta en canon de la mano de Nuria Ruíz de Viñaspre y Ana Martín Puigpelat a las cuales antecede un preludio de prólogos a cargo de Andrés Máspero y María Antonia Ortega. Polifonía de versos a lo largo de la historia de la música, desde el medievo al minimalismo de Arvo Pärt.

“Ut musica poesis” sería el eje central del poemario, reinventando el tema de la estrecha relación entre pintura y poesía (Ut pictura poesis) que los tratados de arte y literatura de los siglos XVI-XVII abordaron. Pero en este caso las autoras no buscarán una superioridad de ninguna de las dos partes (música-poesía) sino que actuarán en una agradable simbiosis donde nadaremos por versos que nos llevarán por alusiones, explícitas o no, a las diferentes obras musicales  y a los sentimientos que las crearon o que crean.

Así vamos escalando de -Do a Do- entre emociones intensas y pasionales; leves y volátiles; y otras más metafísicas… construyendo una melodía atonal que varía el tempo del corazón desde el más Grave al Prestissimo arrebatador tras leer «no es que la música me lleve a ti/ o tú a la música/ es que te has metido dentro de la música».

Pasamos por toda la geografía terrestre sumergiéndonos en el dolor de un Réquiem y la gracilidad de una Romanza. Sonatas y Caprichos que nos hacen escuchar y re-escuchar grandes obras de la música ahora vistas, sentidas y contadas por estas dos autoras que uniendo sus batutas nos obligan a abrir los sentidos  y a dirigir nuestra mirada y nuestro oído a la música clásica.

Este recorrido escoge como puerto de salida “Ah! Mio cor! Schernito sei!”. Empezar con Häendel es humanizar la poesía, analógicamente a la revolución que este compositor ocasionó en su época. Preocuparse por el común de la población, ¿nos suena, no? Ironía maldita hoy día. Aquí, pleno barroco, los vasos sanguíneos pasan a ser cuerdas de violas y violines, tensadas. 

Tras este poemario no se podrá concluir más que con un «Alabemos a la unidad» de estas dos autoras, de la música y de la poesía.


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